24 de agosto de 2018

A ti (y a Roma)

Hoy he visto fotos de Roma. De sus grandiosas calles, las ruinas por el suelo vagamente valoradas, su luz.

Es curioso cómo, desde que era pequeña, cada vez que veo fotos de esa ciudad me muero de ganas de ir, y ahora de volver. Es un sentimiento entre la pertenencia y la añoranza. Como si hubiera dejado algo allí, y lo tengo lejos.

Me pasó después de ir la primera vez. Era muy joven por entonces, pero ya era consciente de que aquella ciudad dejaría una señal en mi camino para siempre. Los adoquines sucios de sus calles se quedaron grabados en la suela de mis playeras, y subió por mis rodillas. Los mismos adoquines por los que antaño caminaron otras personas con vidas muy distintas a la mía pero con una misma dirección. Era frustrante y a la vez precioso sentir aquello al recordarla (a ella, a Roma).

Qué ciudad aquella, que me llama sin parar.

Sin embargo, y contra todo pronóstico, regresé a ella con el corazón lleno. Desde que estuvimos allí tú y yo, hace casi un año, las ganas de ir son distintas.

Antes Roma era mi ciudad, ahora es tuya. Ahora no entiendo Roma sin ti andando calle abajo por la Vía Nazionale. Sin tus ojos asombrados observando lo que el foro de Trajano nos enseña de la vida que hubo entre sus rocas. Sin tu mano agarrándome fuerte mientras caminamos con el Coliseo de fondo.

Es horriblemente cursi, esto que digo, y quizá sea porque te tengo lejos o porque las hormonas empiezan a apoderarse de mi. Recuerda a los relatos de enamorados, solo que esta vez el tercer amante es una ciudad en ruinas.

Pero es la realidad, es lo que siento ahora mismo: algún día tú y yo viviremos allí, por una temporada o para siempre. Pasearemos los domingos por la mañana por el Palatino y subiremos a la azotea del monumento a Vitorio Emmanuelle. Compartiremos uno de esos pisos de fachada afectada por los años, pero interior acogedor (como ella, Roma). Compraremos pasta fresca, como buenos turistas, y la cocinarás como tú sabes con esa salsa que me gusta tanto.

Qué tiene esa ciudad, amor, qué coño tiene para haberse colado dentro de mí y, ahora, dentro de nosotros.

30 de mayo de 2017

Texto 77.

Si me conoces sabes que:
1. Me salen, de llorar, manchitas rojas en la cara (sobre todo en el pómulo izquierdo). Lo sabrías porque solo lloro cuando soy yo. Sin filtros. A demás, me gusta observarlas cuando dejo de llorar (como si fueran las huellas de unas gotas que tenían que salir)
2. Mi mayor fobia son mas superficies porosas/con agujeros. No estoy loca, existe como fobia.
3. Escribo cuando estoy sola. No me gusta que lo lea cualquiera. Si te enseño algo que he escrito, eres realmente especial para mí.
4. No soy ordenada pero me gusta el orden cerebral. Controlo horas, minutos y segundos de mi día y planifico todo al milímetro.
5. Siempre he sido enamoradiza pero, realmente, esta es la primera vez que me enamoro.
6. No soy tan fuerte como parezco. Sobretodo si se trata de determinadas personas importantes de mi vida.
7. He tenido muchos amigos. Hoy me siento más orgullosa de los que tengo ahora que de ellos.
8. ¿Entre tomar unas cervezas y salir de fiesta? "Chin-chin". Creo que lo dice todo.
9. No sé cómo actuar en momentos que requieren seriedad. "Don" heredado por mi señor padre.
10. Muy princesa para muchas cosas pero nunca me vestiría como una para subir a un altar.
11. Ni pinto, ni canto, ni bailo, ni compongo, ni toco ningún instrumento, pero adoro el arte en todas sus expresiones.
12. Cada noche invento el comienzo de mi nueva novela pero al día siguiente jamás la empiezo.
13. Estoy aprendiendo a salirme del tiesto. Es una ardua tarea pero tengo dos piernas fuertes que me ayudan.
14. Por fuera me parezco a mi madre, pero realmente soy igual que mi padre. Si no te lo parece, no nos conoces.
15. Tengo miles de ideas que, creo, podrían gustarle a la gente pero me da pánico hacerlas públicas.
16. Nunca me ha importado pegarme la hostia. He hecho lo que sentía y de eso no puedo arrepentirme.
17. Soy altamente sensible, lloro por todo. Las series y películas son mi debilidad.
18. Cuando lo planificado no sale como yo quiero, me colapso y lloro sin saber porqué.
19. Odio que me toquen el pelo excepto si lo hace una persona.
20. No es una fobia pero, para mi, los ataques de cosquillas son tortura (siempre digo que se me para el corazón).
21. Las experiencias en mi trato con las personas me están haciendo más mala (como dice mi mejor amiga).
22. Siempre digo que no me gusta hacer amigos, pero cuando conozco gente increíble me "enamoro" profundamente.